Si estás pensando en lanzar tu propio negocio, es muy probable que te hayas hecho esta pregunta: ¿me doy de alta como autónomo o creo una sociedad? Es una de las decisiones más importantes a nivel fiscal y legal que tomarás al empezar, y no hay una única respuesta correcta. Todo depende de tu situación, tus objetivos y, por supuesto, de lo que planeas facturar.
¿Autónomo o sociedad? Empecemos por entender las diferencias
Contents
- 1 ¿Autónomo o sociedad? Empecemos por entender las diferencias
- 2 Alta como autónomo vs creación de una sociedad: tiempos y trámites
- 3 Fiscalidad: ¿Cómo tributan el autónomo y la sociedad?
- 4 Responsabilidad: ¿con qué respondes si algo va mal?
- 5 Contabilidad: ¿simple o compleja?
- 6 ¿Qué conviene autónomo o sociedad?
Lo primero que debes saber es que tanto el autónomo individual como el autónomo societario están obligados a pagar la cuota de autónomo. Pero no son lo mismo.
- Autónomo individual: es la persona física que ejerce una actividad económica o profesional por cuenta propia.
- Autónomo societario: es el socio (normalmente administrador) de una empresa, es decir, de una persona jurídica que realiza la actividad.
Aquí es donde suele venir la primera confusión: aunque la actividad la lleve la sociedad, tú, como administrador, también debes pagar tu cuota de autónomo.
Eso sí, si eres emprendedor por primera vez y trabajas como autónomo individual, en muchas comunidades puedes beneficiarte de la famosa cuota cero. Pero si creas una sociedad, puede que esta bonificación no te la concedan, ya que se considera que quien emprende es la empresa, no tú directamente. Así que ojo ahí.
Alta como autónomo vs creación de una sociedad: tiempos y trámites
Si decides ser autónomo, darte de alta puede llevarte poco tiempo. En cambio, constituir una sociedad es otro mundo.
Para empezar, necesitas una denominación social, es decir, el nombre de tu empresa. Esto se solicita al Registro Mercantil Central, eligiendo cinco nombres por orden de preferencia. Luego debes pasar por notaría, recoger todos los datos de los socios, definir las actividades que hará la empresa (¡mejor incluir todas las posibles desde el principio para evitar volver al notario!) y designar un domicilio social.
Además, necesitas aportar un capital mínimo. Aunque hoy en día puedes constituir una SL con 1€, lo más habitual y recomendable sigue siendo aportar 3.000€. Puede ser en efectivo o con bienes (como un ordenador, una mesa, etc.). Pero cuidado con hacer compras para usarlas como capital, porque si vendes esos productos, el capital se reduce.
También necesitarás abrir una cuenta bancaria a nombre de la sociedad, donde depositarás ese capital. Esta cuenta permanecerá bloqueada hasta que el Registro Mercantil apruebe la escritura y te den el CIF definitivo. Todo el proceso, entre papeleo, citas y registro, puede tardar hasta un mes.
Fiscalidad: ¿Cómo tributan el autónomo y la sociedad?
Aquí es donde entra una diferencia clave. El autónomo individual tributa por IRPF, es decir, el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Este es un sistema progresivo por tramos: cuanto más ganes, más pagas.
Además, como autónomo, tienes que adelantar pagos a Hacienda cada trimestre (modelo 130 o 131), que se compensan luego en la declaración anual de la renta.
En cambio, una sociedad tributa por el impuesto de sociedades, que es un tipo fijo:
- 15% durante los dos primeros años si es de nueva creación (o hasta 4 años si es una startup).
- 23% para empresas con facturación menor a 1 millón de euros.
- 25% si se supera ese umbral.
Si esperas obtener muchos beneficios, crear una sociedad puede ser más rentable fiscalmente.
Responsabilidad: ¿con qué respondes si algo va mal?
Aquí hay una diferencia enorme. Como autónomo individual, respondes con todo tu patrimonio presente y futuro. Si el negocio va mal o tienes deudas, pueden ir a por tu coche, tu casa, tus ahorros…
Aunque existe una figura llamada empresario de responsabilidad limitada, que limita algo esta exposición, implica llevar contabilidad completa e inscribirse en el Registro Mercantil.
Por otro lado, en una sociedad la responsabilidad se limita al capital aportado. Si pusiste 3.000€, eso es lo máximo que se podría perder. Esa protección es una de las grandes ventajas de constituir una empresa.
Contabilidad: ¿simple o compleja?
- Autónomo individual: puede llevar una contabilidad muy sencilla. Basta con libros de ingresos, gastos y bienes de inversión. Nada demasiado técnico.
- Sociedad: debe llevar una contabilidad completa. Hablamos de balances, libros diarios, cuentas anuales… y además, todo debe presentarse y registrarse públicamente en el Registro Mercantil. Esto implica más trabajo (y más coste si lo delegas en un asesor).
¿Qué conviene autónomo o sociedad?
Depende de tus expectativas de ingresos y de cómo pienses organizar tu negocio. Si vas a empezar con poco, sin muchas inversiones ni gastos, y tu facturación será baja o moderada, lo más práctico y económico es empezar como autónomo.
Pero si esperas facturar bien desde el inicio, tener varios socios, o simplemente prefieres limitar tu responsabilidad, una sociedad es una opción más sólida. Además, la fiscalidad puede jugar a tu favor a largo plazo.
Eso sí: si vas a crear una sociedad y ya has sido autónomo con la misma actividad, perderás la posibilidad de tributar por el 15% inicial y pasarás directamente al 23% o al 25%. Así que planifica bien antes de moverte.
Montar un negocio en España implica decisiones importantes desde el minuto uno. No hay una única fórmula ganadora, pero con la información adecuada, puedes elegir la estructura que más te convenga. Y recuerda, lo importante es arrancar con claridad, sin sustos ni líos legales o fiscales más adelante. Plantéanos tus dudas y te ayudamos a elegir la mejor opción para ti y tu negocio.



